domingo, 2 de febrero de 2014
El bosque mágico y las guaduas torcidas
Jorge Serna descubrió la pasión por las curvas desde niño. Siendo joven doblaba los palos del cafetal del abuelo. En las cosechas de café perdía tiempo torciendo palos ante la burla de sus compañeros. Y ya de adulto Jorge aprendió a torcer guaduas (bambú gigante) a su gusto. Esa es una de las atracciones de su finca. La otra es la sucesión de árboles (los que dejó crecer al gusto de la naturaleza mientras el monte iba desplazando el cultivo) a los que les tiene asignado un personaje o un acontecimiento. Pero mejor que contarlo escucharlo.
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Esta muy buena la historia torcida de una vida muy correcta...
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