jueves, 20 de marzo de 2014

Una farmacia a cielo abierto y una mente brillante

El techo de la farmacia es el cielo y por abajo las plantas se conectan hasta con el subsuelo y más allá.

El martes 12 de marzo, los admiradores de inventos llevaron sus pasos hacia las montañas del resguardo de Toribío para reconocer los inventos de Delio y la huerta medicinal de Oliva, su madre.

Una mente brillante

Delio nos enseña a potencializar el tejido con su máquina hiladora manual, la cual optimiza el esfuerzo del tejedor y la tejedora al torcer la lana o el fique, para convertirla en hilos. Además enseña un juguete de madera que tiene la forma de una pistola, la cual no lanza balas sino mensajes de paz para tomar conciencia a cerca del respeto hacia la naturaleza que es uno de los ejes para alcanzar el wët wët fxi´zenxi, el buen vivir. 


Hiladora manual construida por Delio. Dice que lleva su inicial, la D.
Pistola para concientizar. Al oprimir el gatillo el cañón suelta un mensaje escrito. En este caso: "Paz para nuestros animales. Ellos también necesitan el wët wët fxizenxi. Se lo merecen..."





Estos dos inventos no son los únicos inventos de Delio, pues este joven nasa y su familia, al no contar con el factor financiero, toma los conocimientos  y artes que poseen a los que unen las materia primas y naturales que tienen, traduciéndolas en creatividades-soluciones a las necesidades que no suple por la falta de dinero, pero que con  genialidad de sobra, este inventor nasa llena de asombro a los  admiradores y nuevamente de la campaña wët wët fxi´zenxi, demostrándonos que la carencia de recursos monetarios no son la tranca para tener un buen vivir, pues se dice que “la mejor cuña viene del mismo palo”, cosa que nos demuestra la creatividad de este Davinci nasa, y  su cosmovisión de poner a funcionar la cabeza gracias a la necesidad.


 Delio y trío de putx thegsa (jurado)
 Hiladoras creadas por Delio.
 Punto de reciclaje.
Trapiche construido por Delio. Como este hay varios en la vereda construidos por él.













Una farmacia a cielo abierto

Esta  semilla de genialidad viene de su madre doña Oliva Yatacué, de tal palo tal astilla, que también participa de la campaña de inventos con su huerta medicinal, la cual mantiene gracias a su pensar con sentido y a la necesidad de fortalecer y educarse en familia con la práctica de consumir plantas medicinales para la sana alimentación y la cura de las enfermedades. 



Aura Melisa, del trío, con doña Oliva.








Al fondo, el cerro El Berlín, mirando nomás. La huerta parece un lote de maleza. Al entrar, doña Oliva va explicando cada matica. Después de un minuto uno no sabe por dónde pisar para no dañar un remedio.







Así evita comprar al oligopolio Bayer de Alemania sus píldoras sintéticas, pues esta mayora enseña y deleita a los admiradores con platos servidos con plantas mal llamas “malezas”, las cuales realmente tienen una propiedad de alimentar a la vez que curar y que se han dejado al olvido por el confort del café industrial, el Maggie de gallina seca y el colorante químico Triguisar. Esta mayorcita deja una enseñanza, una propuesta  vívida al mundo, mostrándonos acciones como los otros mundos presentes a través de su huerta medicinal y su “rastrojo”, de cuyes trabajadores o pate gallinas, escaparse de la compra del café toxico y caro del supermercado, o del químico que sustituye el agua vital o los juguetes con mensajes de paz, para caminar los pasos hacia el buen vivir.

Planta de prontoalivio. Alivia en menos de lo que canta un gallo.


El trío del putx thegsa con la inventora de la huerta medicinal.




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